Niños y caballos… Una gran combinación.
Ing. Jorge Luis González Piñón.
Fotografía Jorge Luis González P.
Locación Arena La Escondida en Chihuahua, Chih.
Estos días, como cada dos meses desde hace algunos años, he estado pensando en el tema adecuado para la nueva edición de la Revista Mundo Equino, algo que resulte atractivo para los lectores y en el cual yo pueda aportar conocimiento y experiencia. De pronto, mientras estoy dando clases de equitación a mis alumnitos, decido, sin temor a equivocarme, que el tema debe ser “Los niños y los caballos”, que cosa más valiosa que nuestros niños y que relación tan dulce y limpia que el amor que ellos sienten por los caballos. Una relación que va mucho más allá de sólo acariciarlos y admirar su belleza, ya que los niños aprenden a amar y respetar los animales y la naturaleza, además, si les permite participar en su cuidado, les enseñará a ser responsables de la calidad de vida de su caballo, lo que les dará lecciones de la importancia de ayudar en el bienestar ajeno. Serán lecciones de formación, responsabilidad y compromiso que difícilmente tendrán en otra parte.
Aunque para muchas personas la equitación no supone un gran esfuerzo físico, la verdad es que es un deporte muy completo que permite desarrollar la musculatura en general, principalmente las piernas y los glúteos. Al montar el niño comienza a conocer mejor donde está cada parte de su cuerpo y al tener que moverse al ritmo del caballo mejora su postura y equilibrio.
Al montar se desarrolla independencia y coordinación de las partes del cuerpo, donde cada una puede y debe hacer cosas diferentes al mismo tiempo, como aprender a relajar la cintura para trotar sin rebotar en la montura, pero al mismo tiempo dirigir el caballo con sus manos y piernas firmes o suaves según se requiera, mientras se mantiene una postura erguida sobre el caballo. Además de éstos beneficios físicos es importante comentar que la concentración y las habilidades emocionales son fundamentales para los deportes ecuestres, pues requieren técnica, atención y precisión, por lo que se puede afirmar que son muchos los beneficios físicos, pero son muchos más los beneficios emocionales. La equitación es un deporte que requiere disciplina, concentración y el desarrollo de capacidades extraordinarias, gracias a que involucra técnicas para montar y manejar a un ser vivo de más de 400 kilos que tiene su propia etología y lenguaje corporal.
Un reciente estudio de la Universidad de Agricultura de Tokio muestra que las vibraciones que produce el movimiento de los caballos al ser montados activa una parte del cerebro y del sistema nervioso de los niños y jóvenes mejorando su memoria, el aprendizaje y la resolución de problemas. En la equitación el niño toma un rol de liderazgo respecto del caballo, el jinete es el líder de la manada: un jefe respetuoso, pero firme a la vez. Esto mejora mucho la autoestima del niño y el autocontrol.
Por si fueran pocos estos beneficios, los diferentes estímulos, texturas, colores y olores relacionados con los caballos ayudan al desarrollo sensorial de los niños haciéndolos mucho más conscientes y receptivos del espacio en que se mueven. Por ejemplo, darle zanahorias, pastura etc. a un caballo permite a los niños sentir el calor del caballo, la suavidad del hocico y sus pequeños bigotes, la textura de la saliva y la conexión impresionante con ellos al alimentarlos.
No se puede dejar de mencionar los beneficios que los caballos traen a los niños sin hablar de la equinoterapia. Edith Gross en su libro Equitación y salud, menciona que existe una función poco difundida en nuestro tiempo que el caballo puede realizar en beneficio de los seres humanos: la equinoterapia. La utilización del equino en la rehabilitación de personas discapacitadas física y/o psíquicamente, la cual no es nueva, sino que se usaba desde la antigüedad, pues los griegos ya recomendaban su monta para prevenir y curar diversas dolencias. A través del tiempo, el uso de esta terapia se extendió por toda Europa hasta llegar actualmente a países como el nuestro. La equinoterapia está considerada como una terapia integral que además de cumplir funciones fisioterapéuticas ofrece amplios beneficios en el área psicológica.
Es importante en el tratamiento de disfunciones neuromotoras, como la parálisis cerebral, o en personas que carecen de la facultad de caminar. “El patrón fisiológico de la marcha humana, que el paciente realiza durante la monta, se graba en el cerebro y con el tiempo se automatiza, lo que posibilita su transferencia a la marcha pedestre”, explica la psicóloga María Catalina Gómez, equinoterapeuta certificada. En neurología y ortopedia se recomienda para todos los cuadros clínicos cuya sintomatología se refleje en una disfunción locomotora, leve o grave. También está indicada siempre que se quiera conseguir distensión y relajación de las contracciones musculares y estimulación de los músculos débiles, añade la experta.
En este sentido, esta terapia para los niños se aconseja en los siguientes cuadros clínicos: parálisis cerebral, esclerosis múltiple, síndrome de Down, autismo, secuelas de traumatismo craneoencefálico con disfunción motora, síndrome bronquial crónico, asma, disfunción cerebral mínima, hiperactividad, déficit de atención, deficiencias de la coordinación psicomotriz, alteraciones conductuales, problemas de atención, concentración y aprendizaje y alteraciones del lenguaje y psicológicas.
Existen muchos deportes ecuestres en nuestro País donde los niños pueden iniciar y participar como son salto, charrería, rodeo, cabalgatas etc. Todo ellos representan una excelente opción y existen escuelas donde no es necesario tener caballo propio lo cual permite a los niños para aprender a montar y disfrutar de la equitación a menor costo.
Por todo lo anterior podemos afirmar que Niños y caballos es una gran combinación.
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Bibliografía:
Equitación y salud . Edith Gross. Editorial Trillas. 2017
www.juliaandolivia.com
www.caballo.tv
www.guiainfantil.com
www.elcerradodelosfrailes.com
