La Desensibilización y la Inteligencia del Caballo

La Desensibilización y la Inteligencia del Caballo

 Por: M. C. Francisco Ramirez Kohler.

A continuación se presenta el quinto artículo de la serie “Algunos de los aspectos más relevantes de la psicología del caballo y cómo aprovecharlos para mejorar nuestra relación con ellos” basada en el libro de Robert Miller “Understanding the Ancient Secrets of the Horse’s Mind”, publicado en 1999.

La Desensibilización del Caballo

            Puede parecer inconsistente que una criatura tan asustadiza como el caballo pueda ser rápidamente desensibilizada a estímulos atemorizantes, sin embargo, esto es cierto. Como ejemplo están los millones de caballos que han sido entrenados para la guerra a lo largo de la historia, los caballos de la policía montada que se usan para controlar a las muchedumbres enardecidas en las ciudades, etc.

            Esto es posible gracias a que una criatura que depende de su huída, de su finísima capacidad sensorial y de sus rápidos reflejos debe desensibilizarse a los estímulos atemorizantes pero inofensivos, pues de lo contrario, se encontraría huyendo permanentemente.

            Otras especies con herramientas de defensa como el búfalo cafre o el rinoceronte pueden darse el lujo de de desensibilizarse lentamente pues una simple embestida basta para disuadir la intención de ataque de cualquier depredador. Sin embargo, el caballo debe aprender a distinguir cuándo correr y cuándo permanecer parado es una alternativa segura, por lo cual, el caballo puede ser enseñado a ignorar ciertos estímulos siempre y cuando éstos no afecten su seguridad personal.

Existen básicamente dos métodos de desensibilización del caballo: habituación y desensibilización progresiva.

Habituación: Se da cuando el sujeto se desensibiliza totalmente a un estímulo hasta el punto en que dicho estímulo se vuelve imperceptible; por ejemplo, un despachador en una gasolinera que ya no percibe el olor de la gasolina, o los vecinos de una fábrica que pronto dejan de percatarse del ruido generado por ésta.

Para habituar a un caballo se usa una técnica que podríamos denominar “inundación” o “saturación” (el autor le llama “flooding”). El caballo, que debe  estar perfectamente confinado y controlado para que no pueda escapar ni defenderse es expuesto vigorosa y constantemente a un estímulo, hasta que, luego de haber estado aterrorizado, se relaja y lo ignora.

El ejemplo más común es la práctica en los ranchos de frotar fuertemente con el sudadero a los potros cuando se están amansando.

Cuando se realiza este proceso, es esencial mantener el estímulo hasta que el caballo se relaja y lo ignora totalmente; si, por el contrario, el estímulo se retira demasiado pronto, cuando el caballo todavía está tenso, tratando o incluso pensando en huir, el efecto será precisamente el contrario al deseado, es decir, se le estará reforzando el instinto de huída a dicho estímulo.

Al habituar a un caballo a cierto estímulo, es importantísimo continuar con dicho estímulo hasta mucho más de pasado el punto de habituación, es decir, el momento en que el caballo se relajó y pasó a ser indiferente al estímulo.

Por otro lado, sucede frecuentemente que la persona inadvertida e inintencionadamente habitúa al caballo a cierto estímulo al cual debería reaccionar de modo contrario, esto es, evadiéndolo. Tal es el caso del jinete sin control en sus piernas que constantemente espolea a su caballo hasta que éste deja de responder a la ayuda.

Debe recordarse que el caballo, no obstante que aprende, memoriza y nunca olvida una lección, tiene muy poca capacidad de razonamiento. Por este motivo, se debe habituar al caballo, tanto en su lado izquierdo como derecho, adelante como atrás, arriba como abajo. No debe sorprendernos que un caballo habituado a cierta cortadora de pelo, cierto cepillo o hasta cierto tipo de montura se muestre asustado cuando cambiamos cualquiera de éstos.

Desensibilización progresiva: Tiene el mismo objetivo y el mismo resultado que la habituación, sin embargo, se lleva a cabo muy lenta y gradualmente en aquellos casos en que la habituación pudiera originar un peligro para la integridad del caballo, de la persona o de ambos.

La técnica más clara de la desensibilización progresiva es el método de aproximación y retiro, el cual consiste en aproximar el estímulo hasta  justo el punto antes de que el caballo piense en intentar la huída, luego retirarlo y volverlo a aproximar hasta justo antes de que el caballo piense nuevamente en huir, y así, sucesivamente.

Esta técnica se aplica, por ejemplo, al aproximarnos al caballo para tocarlo, al levantarle las patas para el herrado, etc.

La Inteligencia del Caballo.

La inteligencia puede ser evaluada de muchas formas. Si la capacidad de razonamiento es parte de la inteligencia, entonces el caballo debe ser clasificado muy abajo, sin embargo, si la inteligencia es medida por la capacidad de retención (memoria) y la velocidad de aprendizaje, entonces el caballo es altamente inteligente.

Como ya se ha comentado en los artículos anteriores, un animal cuya supervivencia se basa casi exclusivamente en la huída, debe aprender y memorizar muy rápidamente; los individuos lentos en aprender, o que olvidan rápidamente sus experiencias pasadas, son los primeros en ser comidos por los depredadores.

Lógicamente, la necesidad de reaccionar y ponerse a salvo inmediatamente hace que el razonamiento no sea una cualidad en el caballo, pues el tiempo requerido para razonar puede ser decisivo para la supervivencia de un depredado.

Esta es la clave que nos lleva a entender porqué un caballo que sube por ejemplo en un remolque cerrado con mucha facilidad, puede rehusarse a entrar a una caballeriza, o a un cajón de manejo para bañarse o para un procedimiento médico, las cuales, razonablemente son actividades más sencillas de superar por parte del caballo.

Bibliografía:

Miller, R. M. 1999. Understanding the Ancient Secrets of the Horse’s Mind. Rusell Meerdink Co. Ltd. USA

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